Ve a la iglesia y reza,
Reza a tu dios pornográfico,
Invita a María a la orgía,
Seguro llevara a su hijo.
Pensé que todo era prohibido
Pero allí encontré el encanto
Fuerzas encontradas que me animan.
Volver al ser, o hincarme de rodillas.
Y allí estaban…
Célibes transgresores
Con aureolas de pornostar;
Reverendas vírgenes de sexo chorreado
Por el pulcro vino que guarda el sagrario.
La prohibición ya no impide jadeos
Y la angustia del pecado
Es convertida en placer sacro.
Machengo
2 comentarios:
cuando te vayas a confesar, recitale al cura este poema, aver si le gusta...
;)
No creo mariela, ese Dios no conoce de placeres, sino de castigos y pecados...
Preta
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