Llueve. Piso laberinto y llueve
Frota el silencio. Cruje abandono sobre el reuma de las tejas
Calle abajo, aguacero barre con tanta tristeza
Otra vez la tarde golpeando, cuenta regresiva
Llueve. Enmohece al hombre la espera y llueve.
Salvaje se levanta el Fauno, olor como a siesta, rubor a pachulí también
Suspira la casa, entibia los maullidos de alguna fiereza
Extraña y tímida la humedad brota desafinando al tiempo
Lluvia, sopor de verano alejándose del encierro
Duran las estaciones, la brizna bulliciosa cósmica seduce
al peregrino, lo invita a pasar.
Lucen las reinas rojas por brillo propio. En el solarium de la locura se reflejan, apenas se nota el miedo a las palabras.
Arco iris, abdicando al final del camino
Anuncia temporal de Felicidad.
sábado, 21 de agosto de 2010
domingo, 8 de agosto de 2010
Acabada transgresión
Ve a la iglesia y reza,
Reza a tu dios pornográfico,
Invita a María a la orgía,
Seguro llevara a su hijo.
Pensé que todo era prohibido
Pero allí encontré el encanto
Fuerzas encontradas que me animan.
Volver al ser, o hincarme de rodillas.
Y allí estaban…
Célibes transgresores
Con aureolas de pornostar;
Reverendas vírgenes de sexo chorreado
Por el pulcro vino que guarda el sagrario.
La prohibición ya no impide jadeos
Y la angustia del pecado
Es convertida en placer sacro.
Machengo
Reza a tu dios pornográfico,
Invita a María a la orgía,
Seguro llevara a su hijo.
Pensé que todo era prohibido
Pero allí encontré el encanto
Fuerzas encontradas que me animan.
Volver al ser, o hincarme de rodillas.
Y allí estaban…
Célibes transgresores
Con aureolas de pornostar;
Reverendas vírgenes de sexo chorreado
Por el pulcro vino que guarda el sagrario.
La prohibición ya no impide jadeos
Y la angustia del pecado
Es convertida en placer sacro.
Machengo
sábado, 7 de agosto de 2010
Peaje a la Fama
Miles de peatones rezan,
De pie al orden
Cientos de campanas estallan, como anunciando el retorno del desamor
La noche es ajena y aun no acaba; el silencio se aleja hostil, como huérfano de dolor
Mientras, el hombre del sueño de allá arriba se nos desmorona y cae, lentamente, desde un vacío de dudas
El eco de los golpes amortigua así un silencio mientras las ventanas se encierran en su escuálida mudez.
Y ellas siempre ahí, finas y firmes, tratando de convencer al público de que todo va bien.
De pie al orden
Cientos de campanas estallan, como anunciando el retorno del desamor
La noche es ajena y aun no acaba; el silencio se aleja hostil, como huérfano de dolor
Mientras, el hombre del sueño de allá arriba se nos desmorona y cae, lentamente, desde un vacío de dudas
El eco de los golpes amortigua así un silencio mientras las ventanas se encierran en su escuálida mudez.
Y ellas siempre ahí, finas y firmes, tratando de convencer al público de que todo va bien.
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