sábado, 25 de febrero de 2012

reynaldo uribe



IV

Quiero conservar el culto
primitivo y ancestral
ante lo mágico:
lo que no es del hombre
y hace al hombre.

Por eso busco y necesito
al hombre esencial,
el de carne y huesos
pero con un armazón de acero
o de nieve
de fuego o agua dulce
o lo que sea,
el que guarda en sus más recónditas esquinas
el Innombrable:
en sus miradas más superficiales
en sus manos y en sus pies
y en cada poro de su piel,
el que convive
y lo alimenta y se alimenta.

Por eso
mi temor de negociar
el gusano que un día se hizo hombre
por el hombre
que cada día quiere hacerse más gusano.
Estoy cansado
de buscar al hombre
tumultuoso y cerebral
laberíntico y mortal
el de carne y hueso y nada más

y nada más.

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